Descripción
Compromiso Social en el Templo y Hospital
de San Juan de Dios
Orígenes Solidarios:
El Templo y Hospital de San Juan de Dios tiene sus
raíces en el altruismo. En 1581, un sacerdote de la Nueva España donó su casa
con el propósito de construir un hospital destinado a apoyar a los
menesterosos. Este gesto desinteresado sentó las bases de una institución que
se convertiría en un faro de cuidado y compasión en Atlixco.
Deficiencias y Transformación:
Inicialmente, el nosocomio presentaba deficiencias
notables, ya que su financiamiento dependía únicamente de donativos y pagos
esporádicos. No fue sino hasta principios del siglo XVIII, en 1731, que el
hospital pasó a manos de los Hermanos de San Juan de Dios. Esta orden asumió la
responsabilidad de la administración y el servicio, marcando un punto de
transformación crucial en la historia del lugar.
Llegada de los Hermanos de San Juan de
Dios:
En 1731, los Hermanos de San Juan de Dios tomaron el
control del hospital. El personal enviado desde la Ciudad de México incluía un
Hermano Mayor, un Capellán y seis religiosos, entre ellos un médico. Esta nueva
dirección no solo mejoró la gestión del nosocomio, sino que también fortaleció
su compromiso con la atención médica y el servicio social.
Arquitectura con Mensaje:
La fachada del Templo y Hospital de San Juan de Dios
es un testimonio arquitectónico con un mensaje simbólico. El pórtico de tres
arcos presenta elementos decorativos distintivos, como dos hombres salvajes
semidesnudos sosteniendo un escudo y una corona imperial. Dos leones sentados y
cascos con plumas en los extremos completan esta composición única.
Compromiso Social Duradero:
A lo largo de los siglos, el Templo y Hospital de San
Juan de Dios ha sido un faro de compromiso social y cuidado compasivo en
Atlixco. Su evolución desde sus modestos inicios hasta la llegada de los
Hermanos de San Juan de Dios destaca la importancia de la solidaridad y la
dedicación en la atención médica y el servicio a la comunidad.
Legado de Cuidado y Compasión:
Hoy en día, este templo y hospital sigue siendo un
recordatorio tangible del legado de cuidado y compasión que ha perdurado a lo
largo de los años. Su fachada no solo es un testimonio de la arquitectura de la
época, sino también un símbolo duradero de la importancia de poner la atención
médica y el servicio social al servicio de la comunidad.
Visitar este lugar es sumergirse en una
historia de generosidad y dedicación que ha dejado una marca indeleble en la
ciudad de Atlixco.